¿MUEREN NIÑOS A CAUSA DE LOS TELÉFONOS MÓVILES?
Por Carlos Chevallier Marina
¿Qué es el coltán?
El coltán es
el nombre es la mezcla natural de dos minerales: la columbita y la tantalita. El
coltán es un superconductor de la electricidad por lo que se utiliza en toda
clase de aparatos electrónicos, especialmente cuando se trata de reducir tamaño
(por ejemplo, en teléfonos móviles)
Aunque las cantidades de coltán
que se usan para cada aparato son muy pequeñas, el consumo mundial crece
rápidamente, pues cada vez son más las personas que tienen teléfonos móviles y
similares. Además, quienes ya poseen algunos de estos aparatos, tienen por
costumbre adquirir otros modelos con más prestaciones cuando el modelo anterior
aún está en buen estado.
¿Dónde se encuentra
el coltán?
Por
si esto fuera poco, los yacimientos de coltán son escasos y su extracción es
muy laboriosa y penosa, a pesar de que se encuentra casi a ras de tierra. Basta
cavar un pozo de un par de metros para extraerlo con herramientas manuales.
El 80% de las reservas mundiales
de coltán se encuentran en el noroeste del Congo y en las áreas colindantes de
los países fronterizos: Ruanda, República Centroafricana y Uganda. Esta zona es una de las más míseras del mundo pero
no por culpa de la naturaleza sino por todo lo contrario. De hecho, allí se
encuentran importantes áreas de producción agrícola, maderera o incluso parques
naturales que son reservas de la biosfera. Todo ello arrasado sin piedad por
los “señores de la guerra”.
Desde
hace décadas, allí se vive en un estado permanente de enfrentamiento bélico y
violencia tribal por el control de valiosos y abundantes recursos naturales
como el coltán.
¿Por qué el
coltán hace daño a los más pequeños?
Esa miseria y el vivir sin ley ni
autoridad efectiva que la aplique, obliga miles de niños africanos a trabajar
en los pozos de coltán. Sus explotadores aprovechan su pequeña estatura para
moverse con soltura en los pozos de coltán. Así, esos chiquillos maltratados se
exponen a enfermedades, accidentes o incluso la muerte. Además, estos pequeños
se quedan sin derecho a la educación ni al juego. En muchos casos, en
condiciones de secuestro y esclavitud por parte de grupos guerrilleros que se
financian precisamente gracias al coltán.
Estas guerrillas no tienen un
objetivo ideológico claro sino que más bien son ejércitos de mercenarios que
viven a costa de esclavizar a las poblaciones que controlan para luego vender
sus recursos naturales al mundo desarrollado. A las empresas y gobiernos que
compran a estos criminales no les importan
cómo obtienen el coltán ni los demás recursos. Simplemente que los venden en
granes cantidades y baratos.
En el mundo desarrollado, a pesar
de la crisis, cada vez consumimos más y más aparatos electrónicos (como los
móviles) Parece que ya no podemos vivir sin ellos. Mientras esto sea así el
consumo mundial de coltán irá en aumento y las injusticias contra los más
débiles, también.
¿Nadie ha
denunciado antes todo esto?
Unas pocas voces se han alzado
contra estos crímenes. Algunas de ellas desde España. Por ejemplo el ingeniero,
escritor y periodista Alberto Vázquez
Figueroa publicó en 2008, su novela “Coltán”. El objetivo de su obra no era
ganar dinero con su venta sino fundamentalmente denunciar. A quien no la pueda
comprar en librerías el autor se la ofrece gratuitamente por Internet: http://www.elsambori.com/COLTAN.pdf
Mucho más cercano a nosotros,
otro español, Juan José Aguirre, desde el año 2000, Obispo de Bangassou (diócesis
de República Centroafricana) también denuncia “los crímenes del coltán”.
Monseñor Aguirre, natural de Córdoba y con parientes en Villa del Río, pidió en
2008 al Senado de España una moción para instar a las Naciones Unidas a proteger
a la población civil de una nueva masacre en África a causa del coltán.
Mientras
tanto, Monseñor Aguirre sigue publicando por Internet y en cada visita que
realiza a España la trágica situación de la población tanto de su diócesis como
de territorios vecinos ¡Y todo por el coltán! Ni que decir tiene que Monseñor
Aguirre está amenazado de muerte por las guerrillas esclavistas.
¿Qué podemos
hacer cada uno de nosotros?
Como
la mayoría de nosotros no somos ni políticos, ni empresarios, ni ingenieros
pero sí que somos “consumidores de coltán”, podemos hacer tres cosas:
1ª.- Reducir al máximo nuestro consumo. Es
decir, sólo comprar nuevos aparatos cuando realmente los necesitemos, sin
dejarnos influir por modas ni engañifas publicitarias. Y mientras tanto cuidar
los que tenemos para que nos duren el máximo tiempo posible.
2ª.- Reciclar los aparatos que ya sean definitivamente inservibles. Por ejemplo,
respondiendo a iniciativas como la campaña de recogida de teléfonos móviles de
la “Hermandad de la Santa Vera Cruz y
María Santísima de las Angustias”,
de Villa del Río.
3ª.- Reflexionar sobre el uso que hacemos de las cosas, como los
aparatos electrónicos y las consecuencias que tienen sobre la vida de las
personas y contra el medio ambiente. Y además, como cristianos, llevar nuestra reflexión a la oración y pedir
a Dios y a su Santísima Madre que ilumine a quienes tienen en su mano poner fin
a estos crímenes contra la Humanidad y contra la Creación.
Y
todavía podemos hacer un poquito más, si en la medida de nuestras posibilidades
informamos a otras personas de la terrible realidad que oculta el comercio de
coltán. Hay que hacerles ver la importancia de nuestro consumo responsable y la
necesidad del reciclaje.
Para ello, tampoco es necesario ser un gran
periodista. El alumnado de 4º de la E.S.O., del Instituto “Poeta Julián
Andúgar”, de Sangonera (Murcia) elaboró este vídeo de 6 minutos en el que de
una forma clara y amena queda patente lo que es el coltán: http://tu.tv/videos/por-el-coltan-ma-to