Al caer la tarde María salió a la calle. Su rostro miraba al cielo, su corazón desgarrado. Una espada de dolor atravesaba su alma.
Yo la contemplé sereno y a mi memoria llegaron aquellas palabras del poeta: "Ay dolor por mi Hijo y mi Señor. Yo soy aquella María del linaje de David. Oid, señores, oid la gran desventura mía..."
Era sábado aquella tarde y su Hijo yacía ya en el sepulcro excavado en la roca.
De la cruz sólo pendía un Sudario que el viento agitaba; Él, ya no estaba allí. Sólo quedaba en el viento aquel sencillo mensaje: "si el grano de trigo no cae en tierra y muere, nunca dará fruto pero si muere, dará mucho fruto."
Esos granos de trigo éramos nosotros que aquel sábado por la noche íbamos a velar y orar para cambiar las Angustias de la Virgen en el gozo de la Resurrección, sintiendo que Él está vivo.
Con estas simples palabras, doy la bienvenida al Blogs de "La Santa y Vera Cruz y María Santísima de las Angustias".
Os animo a que ese grano de trigo que es Jesús, fructifique en vosotros y a través de vosotros, en todos los demás. ¡Ánimo!
Manuel Tirado Fernández.